Liliana Rodríguez: “Que te reconozcan es muy gratificante”

La ex Boca y San Miguel fue la primera capitana de la Selección Argentina de Fútbol Femenino en la era AFA. Una charla sobre su historia.

Por Santiago Quiroga

Sus inicios

Como la gran mayoría de las niñas de su época, Liliana Rodríguez empezó jugando con varones, en las calles del barrio de Isidro Casanova, en el Partido de La Matanza. “A los 11 años empecé a jugar con chicas, pero eran mucho más grandes que yo. Jugaba en una Sociedad de Fomento donde el técnico era el señor Luis Garay, quien me recuerda que cuando iba a jugar allí, siempre llevaba una pelota bajo el brazo” nos cuenta Rodríguez. Luis “Pachanga” Garay no es otro que el famoso técnico de Yupanqui, que a finales de los años ochenta y principios de los noventa había formado a uno de los equipos más poderosos del fútbol femenino en Argentina. “Jugaba de número diez, me desenvolvía bien y lo disfrutaba mucho pese a jugar con chicas mas grandes que yo”, recuerda.

¿Y qué pasó luego de esa experiencia?
Cuando empiezo la secundaria dejé de jugar, un poco porque a pesar de que mi papá me acompañaba con el fútbol, a mi mamá no le gustaba mucho y durante todos esos años dejé de jugar. Igual, nunca dejé de ver partidos ni de estar al tanto del futbol masculino, que era lo que más se veía y se cubría en los medios.

Teniendo en cuenta que dejaste de jugar a los 12 años ¿cómo fue tu vuelta al fútbol femenino?
Un día, viendo Canal 11 en la tele, estaban cubriendo una copa de cuatro equipos de fútbol femenino. Y en el medio de la transmisión cuentan que en la cancha del Club Atlético All Boys, iban a realizar una prueba porque estaban buscando incorporar jugadoras. Así fue como viajé a Floresta, me probé y quedé. Tenía 24 años.

¿Te probaste de diez?
¡No! Fui con esa intención, pero estaban precisando una defensora y me probaron de dos. Como anduve bien, terminé jugando en ese puesto que lo mantuve durante toda mi carrera, en todos los clubes donde jugué. Quedé porque creo que tenía a favor no solo mi altura, sino que al haber jugado de chica en los puestos de adelante, tenía facilidad para interpretar las miradas y los movimientos de las delanteras, cuestión que me daba un “plus” a la hora de marcarlas. Eso, sumado a que sabía muy bien jugar al offside, creo que fue determinante para quedarme con el puesto. Estuve durante el año ’88 en All Boys y al año siguiente pasé a Boca.

Boca Juniors

“Llegar a Boca fue tocar el cielo con las manos”, dice Liliana, completamente emocionada al recordar su paso por el Club donde jugó por ocho años. Club del cual también es hincha. “En el año ‘92 Boca consigue su primera estrella. Yo era la subcapitana de ese equipo, que estaba dirigido por el señor Saturnini”. Fue Eduardo Saturnini, quien años después, llevaría a Rodríguez al Club Atlético San Miguel. “De mis años en Boca recuerdo que nos abrían La Bombonera para jugar. Eso era increíble. En ese escenario le ganamos a Yupanqui por 5 a 0, que era el cuco de la época y le ganamos también a Independiente. No solo jugamos partidos oficiales, sino también tuvimos el placer de dar la vuelta olímpica en una Bombonera que estaba repleta”. El 6 de diciembre de 1992, las jugadoras dieron la vuelta olímpica en La Bombonera, en el entretiempo del partido que disputaba Boca Juniors frente a Deportivo Español.

¿Cómo te definís como jugadora?
A pesar de que me identifico con la escuela de Bilardo donde “o pasa la pelota o pasa el jugador”, era bastante limpia para jugar. En toda mi carrera, solo recibí una tarjeta amarilla. No jugaba con velocidad, pero mi fuerte era estar bien parada y tener la capacidad de organizar la defensa. Era una tiempista, manejaba bien los tiempos y momentos y ganaba siempre en el área por mi altura.

¿La dirigencia les daba lugar en el Club?
Si, con la gestión del presidente Alegre nos dieron mucho lugar. Como te decía, jugamos en La Bombonera, viajábamos al interior del país, conocí muchas provincias y ciudades del interior gracias al Club. También se hacía una fiesta a fin de años donde se entregaban los “Premios Xeneize” a los deportistas amateurs. Las cuatro veces que me ternaron, gané. Tengo una anécdota sobre una de las noches de esta entrega de premios. Se me acerca un muchacho lleno de rulos rubios y me dice que me habían entregado por error su premio a distancia, pienso que fue un poco triste no tener las mismas posibilidades que en este caso, él, que llegó a jugar por el mundo y dirigir. Ojalá que esto cambie y que las jugadoras actuales y las que vienen, puedan vivir del fútbol y que tengan las posibilidades que yo no
tuve.

Selección Argentina

Liliana Rodríguez fue la primera capitana de la Selección Argentina en la era AFA. Debutó de forma oficial el 3 de diciembre de 1993, obteniendo un triunfo frente a Chile, en un partido jugado en el Estadio Santa Laura de Santiago. Liliana Baca, Gabriela Iacobellis y Silvia Meggers convirtieron para Argentina.


¿Cómo llegaste a la selección Argentina?
Suñé, que en ese momento era técnico de Boca Juniors, fue el que me llevó a la Selección
Argentina.

Jugaste el primer partido oficial de la era AFA y tuviste la responsabilidad de llevar la cinta de capitana ¿Cómo se prepararon para disputar ese encuentro?
En primer lugar, te cuento que ese partido surgió por invitación de los que estaban a cargo del fútbol femenino en Chile. Nos preparamos aproximadamente un mes y medio y esa selección estaba conformada por una mayoría de jugadoras de Boca y River. Había jugadoras de otros equipos, que eran acercadas por los delegados de cada club, pero la mayoría éramos de esos dos clubes. Una experiencia hermosa, era la primera vez que viajaba en un avión.

¿Cómo fueron recibidas en Chile?
Los organizadores del partido y los allegados, nos recibieron muy bien. El trato fue muy bueno. Pero cuando fuimos a la cancha, recuerdo que hicimos la entrada en calor debajo de una tribuna donde estaba lleno de hinchas chilenos que nos decían de todo. Pero nosotras no nos achicamos.

¿Fue un partido parejo?
Sí, por momentos ellas fueron superiores pero luego empezamos a dominar el partido. Fue un partido muy interesante. Se jugó de noche, la cancha estaba mojada y el rocío tampoco ayudaba mucho. La pelota volaba y las delanteras de Chile también lo hacían. Me costó mucho acomodarme, los primeros quince minutos me costó ubicarme, pero después fuimos encontrando nuestro juego, parando la pelota y desarmando el juego de Chile que apostaba a la velocidad. Lo terminamos ganando en los últimos minutos. Tuvo mucha repercusión en la prensa chilena, que sí cubrió el partido a diferencia de los medios
argentinos.

¿A la vuelta hubo repercusión por el triunfo?
No mucho, sí de nuestras familias, pero a nivel mediático no. Como anécdota, te cuento que AFA me había dado una carta para presentar en mi trabajo, como forma de justificar los días en los cuales no fui a trabajar. Cuando voy a presentarla, me dicen que no hacía falta, que ya me habían descontado los días. Así que lo malo fue eso, me descontaron los días, perdí también el “plus” por presentismo y por producción en la fábrica. Así que me guardé la carta y la tengo como recuerdo de esta situación.

Liliana Rodríguez no solo jugó en la selección en 1993. También fue parte de la selección en 1996 y 1998. Ese año, en la Ciudad de Mar Del Plata, Argentina fue sede del sudamericano femenino, terminando en el segundo puesto.

San Miguel

Fue Enrique Saturnini, ex técnico de Boca Juniors, quien acercó a Liliana Rodríguez y a otras jugadoras xeneizes a Los Polvorines. Liliana Rodríguez, Fabiana Ochotorena, Susana Rodríguez y María Barrios, dejaron La Boca para sumarse al “Trueno Verde”, en la que fue la primera participación del Club en un torneo oficial de AFA.


Llegaste a San Miguel luego de un largo recorrido ¿Con qué equipo te encontraste?
Me encontré con un equipo muy bueno, competitivo. Si no llegamos más lejos fue porque nos faltaba un poco de poder ofensivo, pero aguantábamos muy bien. Teníamos un buen entrenador y una preparación física tremenda. Eso no me olvido, lo que se entrenaba en San Miguel era impresionante. Por mi parte creo que pude aportar al equipo la experiencia que traía de Boca Juniors. Además vinieron chicas muy buenas, como Fabiana Ochotorena que para mí de las mejores número 9 del fútbol femenino.

¿El club apoyaba la disciplina?
Absolutamente. Además Saturnini tenía peso en el club, podíamos jugar en la cancha principal y hacíamos el precalentamiento en una cancha ubicada al ingresar al club. No recuerdo bien ahora, pero creo que solamente jugamos contra River en la cancha auxiliar, el resto en la principal. Usábamos los vestuarios de primera y todas las instalaciones estaban a disposición nuestra. Hasta teníamos micro para ir de visitante. Había una preparación y un trabajo que no envidiaba lo que se hacía en equipos grandes como River y Boca.

Contanos lo que recuerdes de ese partido
Es histórico, porque se jugó de igual a igual a River que era el equipo sensación. Ese River “se comía a los chicos crudos” y nosotras hicimos un gran partido, no nos pudieron hacer un gol. Nuestro técnico decidió jugarlo en la auxiliar, porque en las canchas grandes River sacaba mucha ventaja, por eso cambiamos de escenario y sirvió. Salimos en el Diario Crónica por obtener ese resultado (NdeR. También fue cobertura de “Nuestro Deporte” y hubo transmisión radial).

Podemos decir entonces que tenés un lindo recuerdo del club.
Tengo lindos recuerdos porque San Miguel nos brindó todo y creo que lo dejamos muy
bien parado al club. También valoro que al ser un club claramente más chico comparado
con Boca, había más cercanía con la gente. En San Miguel había mucho reconocimiento,
mucho cariño. No decían “ahí viene o ahí va la que usa la 2”, en San Miguel decían “ahí viene
Lili”. Que te reconozcan es muy gratificante.


Futbol, presente y futuro

El año pasado, previo al Mundial de Francia 2019, declaraste en una nota que te hicieron colegas de ETER, que “las mujeres vamos a empezar a generar nuestras propias ídolas”. A poco más de un año del mundial ¿crees que estamos en ese camino?
Si, ya estamos en eso. En mi caso, yo soñaba con ser como Mouzo o Simón, mi referencia eran jugadores varones. Pero hoy las chicas tienen referentes mujeres también, quieren ser como Larroquette, como Banini, Correa, Cometti o Barroso. Y eso es súper importante para crecer con una referencia mujer y no sentirnos ajenas. El año pasado fui invitada junto a Elba Selva y Lucila Sandoval por Diego Guacci, el Director Técnico de la Sub-17 y pudimos hablar con las chicas. Ahí me di cuenta que hay un gran futuro, son pibas excepcionales, que juegan muy bien. Hoy las chicas de la selección mayor son las ídolas y las referentes de ese semillero que viene pujando.

¿Cómo ves a la selección mayor?
Bien, se hizo un buen mundial. Se jugó bien contra Japón que es potencia, contra Inglaterra y Escocia también. Fue muy bueno todo lo que se generó a partir del mundial. Me encanta que el fútbol femenino se haya visto en todos lados. En mi casa nos juntamos con quince pioneras a ver los partidos. Fue muy lindo. También se hizo un gran papel en los Juegos Panamericanos. Tuve la oportunidad de ver en Lima el partido entre Argentina y Paraguay, donde fuimos invitadas por el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia. Hay mucho para crecer, las chicas necesitan seguir entrenando y compitiendo más. Me preocupa un poco el hecho de que hoy muchas jugadoras de la selección se estén yendo a jugar a Europa y cueste convocarlas para entrenar, pero bueno, eso demuestra también que en nuestro país hay chicas con la calidad para jugar en las ligas europeas. Eso también es una muestra del crecimiento.

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