Marisol Medina: “Ponerte la camiseta de tu país es lo más lindo que te puede pasar en la vida”

Figura de J.J. Urquiza en los ´90 e Independiente. Con la Selección Argentina jugó el Mundial de Estados Unidos en el 2003. Punzante a la hora de definir y hablar del presente de la disciplina.

Por Maximiliano Marasso

Su carrera, por decisión propia y factores externos, no fue extensa. No obstante, para quienes tuvimos la oportunidad de verla jugar fue una joya, una jugadora diferente. Un primer dato lo refleja: participó del primer Mundial oficial que Argentina pudo clasificar.

Se retiró a los 24 años. “Mucha mala gente en el medio” aclara y añade sobre la falta de opciones “en ese momento era difícil. Nosotras chicas y ellos mucho poder”.

Hace nueve años que trabaja en Trenes Argentinos, y desde hace seis años su rol es fiscalizar los pasajes, “la famosa chancha” se describe sonriendo. También nos cuenta que trabajó en una feria, en una granja y en un consultorio médico antes de llegar al ferrocarril.

Nació en José C. Paz, el 11 de mayo de 1980. Desde que tiene memoria su juguete fue la redonda. “3 o 4 años ya pateaba. Siempre jugué en la cancha de la esquina de casa y siempre con varones hasta los doce. Ahí conocí a otras chicas que también jugaban y arranqué con ellas. Recorría muchos lugares donde hacían torneos: José C. Paz, Del Viso, San Martín, Ballester, Chilavert”. Pero un día dejó esos campeonatos para competir en AFA. “Conocí a Piki (el papá de Eli Brandán) y me llevó a J.J. Urquiza”.

Con 16 años recaló en el elenco de Loma Hermosa, J.J. Urquiza, un equipo que dejó un lindo recuerdo a finales de los ´90. En la temporada de 1997 hizo historia: fue tercero detrás de River y Boca, cosechando 22 triunfos. Medina estuvo entre 1996 y 1999 en el celeste, superando la cifra de 50 goles.

¿Siempre 9?

Siempre enganche pero me gustaba el número. Y adaptándome donde me tocaba jugar. En J.J. Urquiza siempre arriba, donde sea (risas). Jugaba con esa camiseta pero me movía por donde encontraba espacio. En Independiente jugué de enganche y en la Selección de punta izquierda.

J.J. Urquiza fue protagonista en las campañas que estuviste. ¿Cómo era ese grupo, qué cualidad tenía para estar entre las mejores del torneo?

Lindo grupo, unido, siempre queriendo ganar. Pero éramos conscientes que íbamos a dar pelea, y aunque se perdiera no la íbamos a dejar fácil al rival. Con mucho respeto para con nosotras mismas y para el resto.

¿Qué partidos guardas en tu corazón de tu paso por Urquiza?

Los partidos contra River y Boca siempre eran especiales.

Luego pasó a Independiente donde estuvo cerca de salir campeona. Del 2000 al 2003 en el cuadro de Avellaneda. En Boca, el club del cual es hincha, jugó muy poco y abandonó para trabajar; ya no deseaba que los padres la siguieran bancando.

¿De tu paso por el Rojo qué momento elegís?
Una final contra River. La perdimos por una distracción y esa dolió bastante.

¿Por qué crees o qué le faltó a Independiente para ser campeón?
Suerte. No la metimos y ellas sí, nada más.

¿Cómo describís esos años que fuiste jugadora, el fútbol femenino de esa época?
Creo que en esa época se jugaba por amor a este deporte. Sabíamos que no teníamos nada a cambio y aun así lo hacíamos con todo el amor del mundo. Jugadoras increíbles. Quizá con el apoyo que tienen hoy hubiésemos logrado muchísimas más cosas que una clasificación a un Mundial por primera vez.

De su paso por J.J. Urquiza destaca a Silvia Flores, la arquera Analía Casas, Natalia Gatty y Andrea Goncebate (con las dos últimas compartió Mundial). De Independiente a compañeras como “Tati” Oruezabal, Paola Sergio, Eliana Medina y Mariela Coronel.

¿Qué recuerdos de tus etapas con la Selección Sub17 y Mayor?
Con la Sub17 el viaje a la costa donde jugamos un triangular con dos equipos, uno era una universidad de Estados Unidos. Fue la primera navidad para muchas de nosotras en pasarla lejos de la familia. Y con la Mayor todos los partidos que jugué. Amistosos, sudamericano, panamericano, mundial. Ponerte la camiseta de tu país es lo más lindo que te puede pasar en la vida.

Con la Selección del 2003 lograron hacer historia al jugar por primera vez un Mundial de la FIFA.
Si, fue increíble. Creo que haber logrado eso después de tanto sacrificio fue como un sueño cumplido.

Todo el proceso no habrá sido fácil. El camino hasta el mundial.
No, claramente no. Pero te repito, el amor que teníamos por lo que hacíamos era inmenso. Y
el sueño del mundial era la meta. Con todo el sacrificio del mundo físico y económico, y sólo
nuestro eh, porque no teníamos apoyo de nadie, logramos la meta. Imagínate si nos hubieran
apoyado en aquel momento.
Pero lo hecho y vivido ya está. Hoy es otra la realidad y me alegra haber aportado junto a
todas mis compañeras del 2003 abrir el camino para las próximas generaciones. Eso no te lo
puede robar nadie por más que se quieran tapar muchas verdades.

¿Con qué expectativas fueron al Mundial y con qué realidad se toparon?
Fuimos siendo conscientes que iba a ser durísimo. Y nos encontramos con esa realidad, sólo que la sentimos cuerpo a cuerpo. Pero le pusimos lo mejor. Sé que si hubiésemos sido más atrevidas quizá nos hubiera ido mejor, pero una hace lo que le piden. A veces es difícil.

Jugó dos partidos en el Mundial de Estados Unidos. Ante Canadá (0-3) y Alemania (1-6). Sólo no sumó minutos en el debut ante Japón (0-6). Su casaca fue la número once.

¿Cómo fue esa experiencia?
Única, increíble. Cantar el himno fue algo que no se puede explicar con palabras. Pisar ese estadio, la gente. Haber jugado mejor y aun así perder fue duro. Pero sabíamos que podía pasar. Haber sido parte de esa selección junto con todas mis compañeras no lo cambio por nada.

¿Cómo ves la actualidad de la Selección Nacional?
Creo que hoy por hoy la selección necesita un cambio grande. Pero no de jugadoras, sino de cuerpo técnico. Con todo respeto y en mi poca experiencia, creo que necesita un cambio importante táctico y estratégico, potencial hay de sobra. Yo sé que se hace lo que dice el DT, y sino no jugas. Creo que tendrían que dejarlas ser más atrevidas, jugar como en la esquina de casa, ahí vamos a ganar más que perder.

Te retiraste muy joven. Podrías haber jugado un Mundial más. ¿Qué ocurrió?
Distintos puntos de vista con el entrenador (NdeR. Carlos Borrello). Arrastre de muchas cosas durante esos años, más la situación económica. Ya no la podía sostener. Cuando volví del Mundial ya tenía en claro que iba a dejar. Yo cumplí con mi meta que era clasificar y jugar el Mundial. Lo demás era regalo.
A Boca fui para sacarme las ganas de vestir la camiseta que amo. Entrenaba toda la semana y era un presupuesto. Pero fue poquito tiempo.

Tras tu retiro temprano. ¿Nunca pensaste en regresar? Varias jugadoras volvieron luego de años de estar fuera de las canchas.
Es que ya con el trabajo eran difícil los horarios y a mí me gusta rendir. Si no iba a poder hacerlo al cien prefería jugar con amigas.

¿Seguís el presente de la disciplina?
Miro a la Selección, algunos partidos también. Pero no soy muy amante de ver, me gusta más jugar. Creo que estamos lentas, eso tiene que cambiar. Dejar de ir las mejores a un solo equipo, eso aburre. No hay competencia. Eso apaga el atractivo de un partido. Honestamente me parece que estamos en una etapa donde no sobresalen mucho unas de otras, me parecen muy parejas todas. Claro que Boca sigue teniendo a las mejores. Si van todas a un mismo equipo es lógico que salga veinte veces campeón.

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